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Ricardo Espinosa de los Monteros Zazueta.

Las mazorcas de la ira...

Por: Ricardo Espinosa de los Monteros Zazueta.


“Se que decir la verdad en ocasiones no promueve la justicia, y que a veces la promoción de la justicia puede suponer la supresión de buena parte de la verdad”: Susan Sontag.

“!Es la oligarquía amigos!” El autor.



La causa de los productores de maíz sinaloenses es una causa justa, que ha sido promovida con medidas injustas que afectaron a casi 10 mil viajeros por la toma del aeropuerto de Culiacán, que ni la debían, ni la temían; 48 horas duró el atropello.


La agricultura mexicana, en particular la referida a productos básicos como la siembra de maíz goza de privilegios impensables en otras ramas de la economía nacional. La mayoría de las actividades económicas están sujetas a las leyes de la oferta y la demanda, que no tiene manera de invocar la intervención de “papá gobierno” y mucho menos realizar un berrinche de tal naturaleza.


En diverso artículo he sostenido que lo que necesita nuestro país, preferentemente, es una revolución de carácter fiscal, que amplíe la base de contribuyentes, porque sin dinero no hay país e independencia que valga. Los subsidios y los créditos a las actividades productivas son indispensables para nuestra competitividad económica.


Este debería ser un tema toral en las plataformas de los partidos de cara a las presidenciales del 2024. El establecimiento de un piso común entre todos los contendientes políticos y dejar la discusión y la disputa en las formas de conseguirlo. Es decir, el incremento de nuestro Estado de bienestar y al alimón el fortalecimiento de nuestras finanzas, en un terco doble movimiento, propio de cualquier democracia social o economía social de mercado.


La agricultura estadounidense posee enormes subsidios y créditos, por lo que gozan de una enorme disponibilidad de recursos fiscales. Insistamos: los gringos tienen un PIB de 22 Billones de dólares, nosotros tenemos un PIB de 1,2 billones. Ahí está el verdadero drama, no en otra parte.


Por supuesto que una reforma fiscal progresiva, como la que se está procesando en el congreso federal, para que paguen más los que más tienen, es muy oportuna, sin embargo, en paralelo, se tiene que ampliar la masa crítica de contribuyentes, insisto, en un necesario doble movimiento. Desde luego, que el combate a la evasión fiscal es imprescindible en un país con las tasas más bajas de aportación fiscal en relación al PIB, en Latinoamérica, no digamos de cara a los países de la OCDE de la que México forma parte.


El Sinaloa hay un poco más de 107 mil unidades económicas entre micro, pequeñas y medianas empresas, según el INEGI. La pandemia dejó una larga estela de unidades económicas literalmente muertas, sin que nadie haya dado un grito en el cielo. A pesar de todo, una gran mayoría de empresas se han levantado y reincorporado a la economía activa, porque llorar no está en el ADN de los empresarios que están conscientes de los riesgos inherentes a su actividad.


En particular el maíz a pesar de ser un “comodity” (materia prima), que cotiza en la Bolsa de Valores de Chicago y se rige por precios internacionales; en México está gramínea goza de un precio de garantía por encima del precio internacional, que actualmente se ubica en 302 dólares americanos, los que al tipo de cambio actual representan 5,200 pesos, sin embargo los maiceros recibirán un 34 por ciento por arriba del precio internacional, porque el precio de garantía se fijó en 6,985 pesos.


El gobierno federal y el de Sinaloa pagará a 16 mil productores de entre 10 y 50 hectáreas de los casi 30 mil registrados, 6,985 pesos por tonelada, que representan un poco más del 50 por ciento de todos los productores y hasta un millón ochocientas mil toneladas, lo que implicará un desembolso de 12, 500 millones de pesos, de los que el gobierno de Sinaloa aportará 3,500 millones. Algo inédito en nuestra historia económica local.


La estrategia de compra gubernamental, se decanta por despresurizar el mercado, para evitar el colapso del precio en detrimento de los demás productores que representan al menos otras 4 millones de toneladas y evitar el lucro excesivo de la oligarquía industrial y comercial, incluidos los dueños de las bodegas de selección y almacenamiento, con un precio por debajo del de garantía.


Desde distintos espacios hemos estado denunciando el abuso de los oligopolistas que controlan la compra de maíz blanco. Acompañando al gigante cuasi monopolista, Gruma (Maseca) que controla el 95 por ciento del mercado de la harina de maíz, se encuentran las empresas Minsa y Cargill, que juegan el papel de esquiroles comerciales, al promover que las grandes bodegas de Sinaloa, no le reciban el maíz a los productores con el objeto de reventar la estrategia del gobierno para provocar la caída de los precios del maíz en su beneficio.


La economía mexicana, no solo la industria alimentaria, está controlada por una oligarquía de hierro (Robert Michel dixit). No solo el maíz es objeto de acaparamiento con fines de lucro indebido. Por el lado del trigo, está Bimbo, el cuasi monopolio de la panificación en México que dirige Daniel Servitje. Si volteamos a ver la producción de cemento, toparemos con el gigante CEMEX, de la familia Zambrano. Las tiendas de conveniencia, hoy convertidas en inconveniencia, están literalmente monopolizadas por la empresa regiomontana FEMSA. Los OXXOs crecen como hongos en todo el territorio nacional y no hay quien los detenga, con el fomento de una nueva democracia económica que facilite el ingreso de otros empresarios a este y otros negocios.


El capitalismo de compadres ha hecho que la familia Bailleres, posean las minas de cobre más ricas del mundo, al igual que grupo México del empresario Germán Larrea, cuya riqueza ha sido construida al amparo del poder, y que decir de Carlos Slim, el prototipo del capitalismo de amiguetes, que se placea por todo el país como si fuera el salvador de la patria. El gobierno de Carlos Salinas le entregó un monopolio (Telmex), que en manos del más idiota empresario hubiera prosperado aún en contra de sus propias limitaciones.


Y sí, parafraseando al Quijote: con los oligopolios hemos topado. Y esos no son molinos de viento, con los que alucinaba el universal personaje, sino una realidad palpable que ha impedido el pleno desarrollo económico y democrático de nuestro país. La riqueza del país en unas cuántas manos hace imposible el sueño mexicano de un país más justo, equitativo e incluyente, desafortunadamente.

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